martes, 24 de agosto de 2010

Más martes.

Siento el trozo de comida en mi boca, y siento que no esta ahí.
Me viene la arcada, contengo el vómito; mi compañera me mira con algo de desconfianza, me levanto despacio porque siento que lo que sea que tenga dentro del cuerpo me da vuelcos, alcanzo a vomitar en el inodoro.

No puedo comer otra vez.
Puedo sentirla moviendose, brincando,retorciendosé sobre mi lengua
arañandome para introducirse por fueza a mi garganta,
como si en ello le fuera la vida- la existencia-

Deambulo todo el día,la tarde cae como un año sobre mi, como un siglo muerto.
Siento que me he saltado un capitulo, veo caer la cortina a mis pies, coloco el candado (¿Quièn invento los candados?) camino maquinalmente a la calle, cruzo, espero, cruzo, camino, espero, cruzo.

Siento que arrastro todo el día en esos 30 minutos que caminó al camión.

Dirìa que odio este día, que no puedo con él, con eso¨
Pero es un día cualquiera.
Llego, enciendo la computadora, veo un mensaje acerca de que soy una mierda, busco música, no porfavor! No soportaría una buena melodía hoy.

Dejo caer el cráneo en la mesa.
Sobrevivir al martes.