sábado, 9 de octubre de 2010

Doble o nada

Nadia miraba por la ventana, como buscando alguna señal. Una de esas señales que nunca llegan.

Vio la sombra de Michel en el espejo, y escuchaba su voz como una grabación de mala calidad, a lo lejos; en realidad no le ponía atención, parecía importante por los gestos y la entonación; pero pensaba en porqué aquel cuarto tenía una ventana tan pequeña, porqué era tan oscuro, y porqué tenía olor como a muerte.

Nadia se levanto desnuda con el sudor escurriéndole aún por el cuello y la espalda, pateó ligeramente sus zapatos en el suelo, se acerco a Michel para incitarle a repetir. Michel se movió.

- Estamos hablando.- dijo Michel, mirándola fijamente, casi sonó como un regaño.
Nadia se levantó, tomó su ropa regada de la habitación, fue a vestirse al baño.
Michel decía algo sobre sus sentimientos; Nadia sentía que los ojos le colapsarían si ese fastidio de carne no se callaba.

Sonó el teléfono de Michel con esa estúpida tonada, Nadia nunca supo quién era el grupo pero era recalcitrante al sentido del oído.

-Eres lo único que habla aquí y sin embargo no dices ni una puta mierda- le dijo sin mirarlo, tomó el teléfono aún sonando y lo lanzó por la pequeña ventana, se escucho el crac en el suelo muy a lo lejos.

Michel se levantó y le dio una bofetada, Nadia cayó al piso. El se arrepintió y la ayudo a levantarse, Nadia en respuesta le araño la cara, el ojo de Michel empezó a sangrar demasiado, ella tomo la base de la lámpara y le atestó un golpe seco en el cráneo.
Michel se desmayó.

Sólo traía el pantalón, Nadia se excitó, nunca había sentido más ganas de follárselo. Había un silencio que incitaba a hacer caso a los más recónditos pensamientos.

Le quitó el pantalón, se introdujo el miembro dormido de Michel, le mordió el rostro, duró una media hora cuando sintió que Michel empezó a moverse un poco,con una mano volvió a tomar la base de la lámpara que estaba sobre sus bragas, y le atestó otro golpe, y otro y otro, la sangre comenzó a salpicarle el cuerpo y la cara, un último golpe, se vino.

Sacó a Michel de ella, y se quedó recostada a su lado pintada de rojo, parecía una escultura.

Suspiró, se sintió bien, desde hacía mucho que no se sentía así, se incorporó y tomó un cigarrillo de su chaqueta, lo encendió. Una bocanada, dos.

-Te amo, Michel.- No pudo evitar soltar una risilla nerviosa.
Era verdad, le amaba, a ese silencioso, húmedo y complaciente trozo de carne.

domingo, 3 de octubre de 2010

Veo mi pie izquierdo, luego el derecho aparece en la pantalla*
una hojita seca se asoma por debajo de la suela mermada de tantos viajes,
casi siento su cansancio filtrandose hasta mi piel,
sube en pequeñisimos espasmos por el cuerpo,
punzan las cuencas de los ojos y parpadeo como si eso pudiera aliviar mi hastío crónico.


¿Podría dar pasos mas grandes?

¿Podría hablar menos? ( menos?¿ hablamos acaso?)
Evitar este vòmito verbal a punto de fluir al mundo REAL para dejarlo de una vez aunque sea hipotética la teoria del cómo...

Y si esa mujer no me hubiera dejado plantado ahí,en medio de 200 personas bailando y fumando y bebiendo y frotando, ahí anclado a mi mismo, viendo como sus amigos la alejaban de este bosquejo... fui cortes, fui amable, que quieren??

?Que espera este maldito entorno enfermo, nublandose a cada segundo, tan confuso que ridiculiza las miradas atentas a las transformaciones periodicas, que hasta parecen estudiadas, ya previstas*** este pasado-presente-futuro. Nada

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Promesas al viento

Tu cintura humeando en mis pensamientos...

mis palabras perdiendosé en el borde verdoso y amargo

de un lunes sin verte...


El telefono callado
me mira burlandosé
mis accesos paranoides
me esperan incondicionales



Te dejo ésto
por si me sorprendo un buen día olvidandote.

Casi lo deseo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Las piernas arriba de la mesa.

Apagaría este cigarro ( hace 3 meses, 3 meses!!!)

si me dejas frotarme

(a tu alma, a tu boca inflamada, blasfema, incierta )

a tu tiempo

( celo al instante muerto en que tu cama cobija tu cuerpo )

puedo detenerme si mi camino se estrellara

( a un poste, a otro transporte, a una decepción, a un sueño de esos que parecían y no son )

A quién le importa

Lo contemporáneo.

Lo muerto.

Lo cierto.

No.....


Me importa la muerte del sonido que alberga tu entrepierna.

La sangre fluyendo en tus venas

( esa que se derrama, ahora mismo....)

por la mesa! por el suelo

por mis manos!!!


Siento la urgencia

la arcada ( y no únicamente emocional )

por verte caminar

aparecer

en mi ( de nuevo, ¿porque apareciste hoy, cariño,
hoy que recuperaba este divino egoismo )

día. cuerpo. pensamiento.


VIDA


no puedo dejarlo pasar


hasta que.....

martes, 24 de agosto de 2010

Más martes.

Siento el trozo de comida en mi boca, y siento que no esta ahí.
Me viene la arcada, contengo el vómito; mi compañera me mira con algo de desconfianza, me levanto despacio porque siento que lo que sea que tenga dentro del cuerpo me da vuelcos, alcanzo a vomitar en el inodoro.

No puedo comer otra vez.
Puedo sentirla moviendose, brincando,retorciendosé sobre mi lengua
arañandome para introducirse por fueza a mi garganta,
como si en ello le fuera la vida- la existencia-

Deambulo todo el día,la tarde cae como un año sobre mi, como un siglo muerto.
Siento que me he saltado un capitulo, veo caer la cortina a mis pies, coloco el candado (¿Quièn invento los candados?) camino maquinalmente a la calle, cruzo, espero, cruzo, camino, espero, cruzo.

Siento que arrastro todo el día en esos 30 minutos que caminó al camión.

Dirìa que odio este día, que no puedo con él, con eso¨
Pero es un día cualquiera.
Llego, enciendo la computadora, veo un mensaje acerca de que soy una mierda, busco música, no porfavor! No soportaría una buena melodía hoy.

Dejo caer el cráneo en la mesa.
Sobrevivir al martes.

martes, 27 de julio de 2010

Ella

Una mujer que fume lento pero en cadena
que camine sin prisas, aunque vaya tarde

que beba suave sin dejar rastros de lengua

que se esconda en el humo
pero no se desvanezca
-me gusta esa y esa-
(pero no llevan intriga en la cadera)
y en cada parpadeo matutino
me imagino si este día al menos miraré por debajo de su falda
o encontraré el invierno en su espalda blanca.

domingo, 25 de julio de 2010

En algún bar

Tropezó con el segundo escalón, pero se salvo de ver de un angulo bajo los hermosos pechos de la mesera que no pudo evitar voltear a ver quién era el imbecil que casi se caía.

- Hola- dijo ella haciendo un esfuerzo por no reirse

- Hola, ehhh... podría entrar al sanitario? ... - la sustancia fluyendo por el cerebro le dio la impresión de tener que dar una explicación..- es que ya he venido aquí... pero..... hoy... no vine...........

Silencio incómodo.


Y la vejiga explotando, y el vomito trepando buscando la garganta, los dientes, la vida escapandosé en jugos gástricos.

miércoles, 16 de junio de 2010

Días

Día difícil, lo sé desde el momento en que despierto. Sé que alguien diría: -no puedes saberlo, si apenas va a empezar- y me importa una mierda, lo sé. Estiro cada trozo maltrecho del cuerpo aún con la sabana enlazada a ellos, el cuarto tiene un hedor como a odio y hastío.
A la derecha unas fotos de un par de años, con gente del pasado, gente que ya no está, gente que se fue, que se ha perdido, que se ha olvidado que alguna vez salieron en una foto, que fueron enmarcadas como un tesoro sobrevaluado. Pienso que las quitaré por la tarde.
Miro la hora en el celular, las 7.00 am, ni una llamada, ni un mensaje en dos meses; quizá sería buena idea desechar el teléfono de una vez, junto con las fotos, con las ropas que alguien me quito en una tarde de octubre, con la mochila vieja y rota que ha sido testigo de tantas cosas, con los libros que no he leído, con los discos cubiertos de polvo, con la almohada incomoda, y con los asomos de olvido.
Me visto con la ropa que dejé tirada a un lado de la cama ayer por la noche, y descalza voy a la cocina, preparó café. El perro no para de ladrar, el camión de la basura tiene sonando desde que me desperté, y cada vez se escucha más cerca. Un par de canciones entremezcladas se confunden desde las casas vecinas.voy al cuarto y saco de la mochila los benditos audífonos, batería baja. Los arrojo resentida a las cobijas. Voy por el café derramo todo encima de unas hojas que había en la mesa, no son mías pero sé que serán importantes y que un tremendo y merecido reclamo me espera.
Enciendo el televisor, cambio a todos los canales, le apago. Miro por la ventana, pasan niños con unas mochilas de tamaño mayor al de ellos, señoras gritando apuradas a niños de tres o cuatro años, señores con portafolios, mujeres jóvenes y otras no tanto caminando rápidamente con el cabello estilando en la blusa del trabajo.
Es mi día de descanso (me pregunto porque le llamaran así, podría ser día de desenfado, desengaño, el día de mañana vuelvo al trabajo) y no puedo dormir, me pongo unos tenis y salgo a la calle. Camino hasta llegar a un parque, una señora está llorando sentada en una banca, tiene el rostro entre las manos, me siento a su lado, le preguntó lo mas idiota que podría decir ( ¿se encuentra bien?) no espero a que conteste, y me voy, guardando el equilibrio en el borde del camino, mientras pienso en la razón de la pregunta que acabo de hacer, recuerdo que desde hacía un par de años no jugaba a guardar el equilibrio en un borde de la acera, quizá sea porque realmente no nos importa la respuesta a la pregunta, o porque actuamos lo mas idiota posible para no tener que escuchar un discurso triste además del que se está dando dentro de nuestra mente.
De pronto siento un golpe de costado, y caigo en el pasto, si es que se puede llamar pasto a una combinación de yerbas secas, tierra, rocas, basura y mierda. Y un enorme perro que más bien parece un poni ladra mientras esta sobre mi tórax, escucho que alguien le llama, por algún nombre ridículo, y me siento, es un hombre con una cicatriz en el cuello; se queda mirándome llena de pasto en la ropa, me dice un –lo siento- seco y se va. Me levanto, me sacudo un poco, y camino hacia la carretera, un camión se detiene y subo sin pensar a donde iré.